La llegada de inmigrantes a las Islas Canarias han alcanzado cifras críticas este 2024, como consecuencia de la huida de la pobreza, violencia y persecuciones en África y otras regiones. La región está al borde del colapso humanitario, económico e institucional.
Más de 40.000 inmigrantes han llegado a Canarias de forma irregular desde que empezó el año. Si lo comparamos con las cifras del año anterior, podemos ver que el ritmo se ha incrementado notablemente, las llegadas al archipiélago han aumentado un 126%.
Pero la situación más preocupante se vive con los menores no acompañados. Canarias tiene capacidad para albergar unos 3.000 menores y ahora mismo hay más de 5.000 contabilizados y podrían venir más. Según el gobierno canario, estos menores no acompañados y tutelados por el Gobierno son en su mayoría varones (95%) adolescentes (el 94% tienen entre 12 y 17 años).
Esta situación ha llevado al impacto económico de los siguientes sectores:
Presión sobre la infraestructura y los servicios públicos en las Canarias: La llegada masiva de migrantes ha generado una situación de emergencia en alojamiento, alimentación, atención médica y seguridad, lo que ha tenido un impacto directo en los recursos públicos.
Centros de acogida desbordados: Los centros de acogida de migrantes han llegado a su capacidad máxima, lo que ha obligado a las autoridades locales y nacionales a habilitar espacios temporales, como naves industriales y campos de refugiados improvisados. Esto supone un aumento en los costes operativos para el gobierno, que tiene que asignar más recursos para la gestión de estos espacios, la contratación de personal y la provisión de suministros básicos.
Sanidad y servicios sociales: La atención médica y social también se ha visto sobrecargada, ya que muchos migrantes llegan en condiciones de salud precarias tras realizar largos viajes en condiciones extremas. La ONU se refiere a la Ruta Canaria desde hace tiempo como "una de las más mortíferas del mundo". La Organización de Naciones Unidas para las Migraciones (OIM) estima que, como mínimo, 4.755 personas han perdido la vida en el Atlántico desde 2014 intentando llegar a las islas. Por ejemplo, sólo en 2021 habían perdido la vida 785 inmigrantes. Además, el sistema de bienestar social se ha visto obligado a adaptarse rápidamente para proporcionar apoyo psicológico, educativo y de integración, lo que aumenta el gasto público.
Impacto en el empleo y mercado laboral: Existe la posibilidad de integrar esta población en sectores económicos donde haya escasez de mano de obra, como la agricultura y la construcción. Sin embargo, esta integración requiere programas de formación y capacitación que suponen costos adicionales para el gobierno.
Turismo y percepción internacional: El sector terciario constituye el 74,6% de la economía canaria, basado principalmente en el turismo. Sin embargo, la imagen de crisis humanitaria y desbordamiento de infraestructuras puede generar preocupaciones sobre la estabilidad y seguridad de la región. La percepción internacional de las Canarias como un destino turístico podría verse afectada, lo que reduciría significativamente los ingresos generados por el sector turístico y afectaría gravemente la economía regional, que depende en gran medida de este sector.
Costes de la cooperación internacional y ayudas europeas. La gestión de la crisis ha requerido la intervención de fondos europeos y programas de cooperación internacional. La Unión Europea ha incrementado la financiación para fortalecer el control fronterizo y mejorar la capacidad de acogida. Sin embargo, estas ayudas suelen ser insuficientes para cubrir todos los costos asociados, dejando una carga económica significativa sobre el gobierno español y las autoridades regionales.
Además, la crisis migratoria en las Islas Canarias no es un fenómeno aislado, sino que forma parte de un problema más amplio que afecta a muchas regiones del mundo. Es fundamental que los países de la UE coordinen sus políticas migratorias de forma más eficaz para abordar las causas profundas de la migración irregular, como la pobreza, la violencia y las crisis políticas en África y otras regiones. Es crucial mejorar la colaboración entre países y reforzar las redes de apoyo a los migrantes, tanto en sus países de origen como en los de destino, para prevenir que se repitan crisis humanitarias en el futuro.
La solución a la crisis migratoria en Canarias requiere un enfoque integral que vaya más allá de la simple gestión de flujos migratorios. Las autoridades deben trabajar para desarrollar políticas a largo plazo que promuevan la integración de los migrantes, que incluyan la creación de oportunidades económicas, sociales y culturales, y que luchen contra las causas fundamentales de la migración irregular.
Esto implica mejorar la cooperación internacional, garantizar el respeto de los derechos humanos de los migrantes y promover una política migratoria que sea tanto humanitaria como efectiva. Solo a través de una buena organización, será posible abordar la crisis migratoria en las Islas Canarias y en Europa en su conjunto, garantizando el bienestar de los migrantes y la estabilidad de las comunidades receptoras.