LA HISTORIA DE LAS GRANDES CRISIS FINANCIERAS: una mirada reflexiva hacia el pasado y sus lecciones

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El libro Nueva Historia de las Grandes Crisis Financieras de Carlos Marichal ofrece un extenso recorrido por los principales episodios de inestabilidad financiera a lo largo de la historia. Desde las crisis del pasado hasta las más actuales, el libro nos permite comprender antecedentes históricos y las razones de las decisiones que actualmente toman los bancos y gobiernos, además de la actual estructura financiera. Marichal se centra en la crisis de 2008, comparándola con otras crisis anteriores para analizar y explicar sus causas y consecuencias.


El autor califica la crisis de 2008 como una combinación de crisis bancaria, bursátil y fiscal, convirtiéndose en una de las más severas de la historia. Afectó profundamente a la economía global y es descrito como un "tsunami financiero" debido a su magnitud y al impacto generalizado que tuvo en todo el mundo. Aunque se suele decir que las hipotecas de alto riesgo de Estados Unidos fueron el detonante inicial, el libro destaca que la verdadera gravedad estuvo en la falta de prevención y regulación por parte de profesionales. 


Entre las crisis económicas más importantes de la historia, se encuentran también, en orden de relevancia, la Segunda Guerra Mundial, la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión, las crisis de principios de los años de 1920 y una serie de eventos de la posguerra como las crisis de las deudas de Latinoamérica en los años 1980 o las crisis financieras asiáticas de 1997 y 1998. Las grandes guerras tienen características propias en tanto los mercados dejan de funcionar con libertad y son controlados por los gobiernos y/o muy dañados por los conflictos. No son, por lo tanto, enteramente comparables a crisis económicas como el colapso de 2008-2009, pero si que constituyen hitos fundamentales en la historia de los regímenes monetarios y financieros del mundo.


El periodo de 1873 a 1914, conocido como "primera globalización",  estuvo marcado por la expansión económica debido a una rápida industrialización, la expansión comercial y una mayor conectividad entre los mercados internacionales. Pese al crecimiento económico, también existieron crisis financieras, como la de 1873, que representó un punto de inflexión debido a la quiebra de bancos, la volatilidad de los mercados y con ello, la contracción de la economía. A pesar de las dificultades, este periodo sentó los fundamentos para una economía más interconectada, con efectos que perduraron hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914. 


Por otro lado, uno de los episodios más severos en la historia económica fue el colapso financiero de 1929, conocido como crack del 29, que marcó el inicio de la Gran Depresión. Este colapso fue provocado por la especulación desenfrenada en el mercado bursátil, prácticas financieras irresponsables y la falta de una regulación adecuada. La caída de la Bolsa de Nueva York, Wall Street, desencadenó una crisis global que provocó la contracción del crédito, la disminución de la producción industrial y el aumento masivo del desempleo. Los efectos de esta crisis estuvieron presentes durante toda la década de 1930, causando un sufrimiento económico y social sin precedentes. 



Con la finalidad de estabilizar las economías tras la devastación de la Segunda Guerra Mundial, se creó el sistema financiero internacional conocido como Bretton Woods, que funcionó entre 1944 y 1971. Este sistema fijaba las tasas de cambio de las principales monedas al dólar estadounidense, respaldado por el oro.  Aunque Bretton Woods proporcionó una relativa estabilidad y facilitó el comercio internacional, también generó tensiones a medida que las economías crecían y evolucionaban. Factores como la inflación y la creciente demanda de dólares llevaron a su colapso en 1971, cuando el presidente Richard Nixon abandonó el patrón oro. Aunque las crisis de este periodo fueron menos comunes, el sistema dejó en evidencia las limitaciones de la colaboración internacional frente a un panorama económico en constante transformación.


La globalización financiera contemporánea, que se desarrolló entre 1973 y 1990, estuvo marcada por cambios significativos. La crisis del petróleo de 1973, combinada con la liberalización financiera y la adopción de políticas neoliberales, aceleró la integración económica global. Sin embargo, también se produjo un aumento de las crisis de deuda externa en países en desarrollo. Muchos de estos países se endeudaron para financiar proyectos de desarrollo, pero factores como las altas tasas de interés y la volatilidad de los precios de las materias primas hicieron que esta deuda se volviera insostenible. La crisis de la deuda en América Latina durante los años 80 llevó a programas de ajuste estructural que, aunque buscaban estabilizar las economías, también generaron importantes costos sociales y económicos.

Entre 1990 y 2006, la globalización financiera se expandió rápidamente gracias a los avances tecnológicos y la liberalización de los flujos de capital. Este periodo trajo beneficios como el crecimiento económico y una mayor eficiencia en la asignación de recursos, pero también intensificó los riesgos de inestabilidad. Crisis como la asiática de 1997, la rusa de 1998 y el estallido de la burbuja tecnológica a principios de los 2000 demostraron la fragilidad del sistema financiero global y la necesidad de reformas regulatorias.


La crisis financiera de 2008-2009 tuvo su origen en la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos y en la quiebra de grandes instituciones financieras. Se comercializaron hipotecas de alto riesgo (denominadas subprimes), que creó un efecto dominó que se extendió por los mercados internacionales. La crisis afectó a la actividad económica, generó un aumento masivo del desempleo y debilitó la confianza del consumidor. Los gobiernos de todo el mundo implementaron medidas de rescate evitando un colapso total. Este evento dejó una marca permanente en la conciencia global, provocando reformas regulatorias significativas y una reevaluación de las prácticas financieras. Aunque la crisis de 2008 se considera una advertencia para futuras generaciones, también demostró la resiliencia de los sistemas económicos y financieros cuando se toman medidas coordinadas y adecuadas. 



En resumen, La historia de las grandes crisis financieras nos enseña la importancia de aprender de los errores del pasado. Aprender estas lecciones no solo nos permite anticipar los riesgos, sino también tomar mejores decisiones económicas, en un mundo financieramente complejo.

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